jueves, 23 de marzo de 2017

NO DEBERÍAN EXISTIR

Hace poco, a raiz del acompañamiento que pude hacer a una madre en los inicios de su lactancia, me dio por pensar en que las asesoras de lactancia no deberían existir. Y no deberían existir, porque lo lógico y normal sería que las comadronas en primer lugar, y después todos los profesionales médicos que tienen contacto con las madres recientes y con las embarazadas tendrían conocimientos de lactancia y darían consejos coherentes y acertados. Pero no, ni comadronas, ni pediatras, ni ginecólogos, ni enfermeras de pediatría, ni odontopediatras, ni médicos en general tienen puñetera idea (salvo honrosas excepciones) de lactancia materna, de la primera y principal fuente de alimentación del ser humano, de lo que puede ser una garantía de salud presente y futura para nosotros como especie y como individuo. De hecho, en el caso de los prematuros, por ejemplo, puede representar la diferencia entre la vida y la muerte.

Así que ya tenemos la primera figura que no debería existir, la asesora de lactancia.

Las doulas tampoco deberían existir. Porque las matronas, o comadronas, además de los conocimientos teóricos que son importantísimos, deberían ser las acompañantes en el plano emocional y afectivo de las mujeres en toda su vida sexual, desde la menarquía hasta la menopausia, y por supuesto también en el embarazo, en el parto y en el postparto. Pero no, las mujeres que hemos parido en un hospital las hemos visto poco y la verdad, nos han acompañado la mayor parte de las veces nada o casi nada. Y ya no hablemos de los casos de violencia obstétrica, que los hay por cientos y miles. De nuevo, como en el caso anterior, hay honrosas excepciones, como las comadronas que atienden partos domiciliarios, por ejemplo. Pero las que están en los hospitales están sumamente limitadas a la dirección de los ginecólogos y poco hacen.

Las feministas no deberían existir. No debería ser necesario defender que las mujeres y los hombres somos iguales en derechos. Es absurdo que alguien necesite que se le recuerde esto. Pero así estamos, con montones de ejemplos cada día que demuestran que no sólo tenemos que ser feministras (todos y todas), sino que el no serlo es ponerse de parte de la discriminación. No estamos ante la disyuntiva machismo-feminismo, porque no son cosas antagónicas. El feminismo busca la igualdad, y el machismo la supremacía masculina.

Las asociaciones "El parto es nuestro" y "Donallum" no deberían existir. Porque en todos los partos se respetarían los derechos fundamentales de las mujeres, se respetaría la ley y se aplicaría la evidencia científica. Pero día tras día y parto tras parto se demuestra que son las mujeres las que se han de informar de las prácticas que son desaconsejadas por la OMS, que ponen en riesgo su vida y su salud, porque los profesionales médicos no las informan y hacen lo que les es más rápido o rentable económicamente.

Estoy hablando sólo de un ámbito en concreto, la maternidad. Seguro que hay cientos de ejemplos más de cosas que no deberían existir. Pero son necesarias e imprescindibles. Mientras tanto, seguiremos luchando. Por nosotras, por sororidad, por lealtad, por amor a nuestras hijas.

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